sábado, 13 de agosto de 2011

la atlantida

Un grupo de investigadores americanos asegura haber dado respuesta a uno de los mayores misterios de la Humanidad: la ubicación de la mítica Atlántida.
Según ellos, el perdido reino platónico se encontraría cerca de la costa de Chipre.
El equipo pasó seis días escaneando el fondo del Mediterráneo entre Chipre y Siria mediante el uso del sonar
Dicen haber hallado estructuras realizadas por el hombre, incluidos dos kilómetros de muralla sobre una colina, que se aventuran a asegurar que podrían haber sido el soporte de los templos de la ciudad.
Todo esto parece coincidir con la descripción que hacía Platón de una acrópolis sobre una colina en la Atlántida.

Como podemos darnos cuenta, siguen aumentando los lugares en donde se piensa que pudo llegar a existir la mítica ciudad de la Atlántida.
Como bien sabemos Platón nos habló por primera vez de la Atlántida en sus diálogos Timeo y Kritias, escritos hacia el 350 a.C. Desde entonces, se han realizado infinidad de suposiciones, Tanto para demostrar su existencia como para negarla. Aristóteles, el discípulo de Platón, opinaba que todo era una invención de su maestro.
La Atlántida es uno de los mitos más antiguos del mundo. La historia sobre una civilización floreciente que vivió en una isla "más allá de las columnas de Hércules" Fue contada por Platón (427-347 a.C) en sus diálogos Timeo y Kritias. Platón citaba como fuente al historiador Solón, que 200 años antes, había oído hablar en Egipto sobre la destrucción de una isla "al oeste". Platón convirtió el mito en una parábola que hablaba de una civilización que, cegada por su propio poder y esplendor, desafía a los dioses, por lo que es destruida en un día y una noche, sobre el año 9500 a. de. C.
Pero desde que Platón escribió sus diálogos, ha habido muchísimas opiniones acerca de la verdadera existencia de la Atlántida.
Quienes no la apoyan, consideran que no es más que un mito inventado para ilustrar su teoría de la república ideal.
Sin embargo, durante cientos de años se pensó que la Troya de la que Homero nos habló en la Iliada era ficción poética, hasta que Heinrich Schliemann la desenterró en 1871 siguiendo los textos al pie de la letra. De este modo, Schliemann demostró que los mitos pueden tener un valor histórico, y que no deben ser tomados como meras fantasías. Siguiendo esta corriente, se han venido produciendo multitud de descubrimientos que otorgan base histórica a muchas leyendas, como por ejemplo el descubrimiento del hogar del Minotauro, Cnosos, por Sir Arthur Evans, el encuentro de los restos de los grandes reinos de minoicos, los hallazgos de Itaca, el palacio del rey Néstor en Pilos.
A la hora de identificar algunos yacimientos como lugares legendarios, cuando no existe ninguna inscripción que nos lo certifique, tenemos que basarnos en pruebas circunstanciales reduciendo el número de hipótesis; es decir, hacer coincidir las descripciones del relato con los yacimientos arqueológicos a los que pudiera referirse (las hipótesis), y escoger aquel que más se ajuste al mito. Este es el problema de identificar la Atlántida, aunque mucho más complejo, ya que hablamos de una civilización desaparecida con poco arraigo en las tradiciones milenarias griegas, y se desconoce su situación, pues ha sido buscada desde Suecia hasta Sudáfrica pasando por México y Ceilán.
Partimos pues de la convicción de que la leyenda de la Atlántida, como otras leyendas griegas, contiene un fondo de realidad histórica.
EL CATACLISMO
A comienzos de la década de los sesenta, un grupo de geólogos alemanes desarrolló una teoría que parece confirmar la posibilidad de que haya habido un cataclismo bien determinado, capaz de hundir un subcontinente de doscientos mil kilómetros cuadrados en el fondo del mar dejando afuera sólo sus montañas más elevadas, como por ejemplo las islas Azores. Tomaron en consideración tres factores: Primero, el deslizamiento de las placas continentales. Según estas teorías, el deslizamiento de las placas sobre las capas más profundas del planeta. Si miramos un mapa, veremos que sus formas calzan casi como las piezas de un rompecabezas. La excepción la constituye la zona correspondiente al Caribe y España, donde queda un espacio vacío.
En segundo lugar, el hueco que se produce coincide con la extensión tradicionalmente atribuida a la Atlántida.
Tercero, han comprendido que ninguna erupción volcánica habría podido producir un efecto suficiente como para hundir una masa tan grande de tierra firme.

^^

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